domingo, 5 de julio de 2020

Los Alrededores De Antigua (Ciudad, Pueblos Cercanos, Volcán Pacaya, Cafetal Y Macadamia)

Si bien la mayor parte de mis días en Antigua los pasé recorriendo la ciudad (y comiendo), también contraté con una agencia local Turansa (info@turansa.com), algunos recorridos. Mi agente Eva de Guardia, estuvo súper atenta a ayudarme a la organización de todos los traslados, la ruta por los volcanes, el lago Atitlán, ciudad de Guatemala y Flores y Tikal, y Leonel mi guía personalizado en Antigua, que es el más lindo y curioso de todos mis guías viajeros.



Leonelito




- Recorriendo la ciudad con Leonelito:

Leonel organizó todo un recorrido para ahondar en la historia y tradiciones de la  Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, más conocida hoy como Antigua. 


La ciudad desde la memoria colectiva se relaciona indefectiblemente con el pasado colonial y omnipresencia del catolicismo,que marca casi todas sus tradiciones, siendo imposible sustraerse al caminar por la ciudad de las imágenes de las procesiones sobre las calles engalanadas al  máximo y las alfombras de flores por las que transportan al Nazareno cada año en Semana Santa.

En esa clave partimos el recorrido siguiendo el Vía Crucis y todas sus estaciones.

Empezamos por la Iglesia de San Francisco el Grande, que data mediados del siglo XVI, pero como toda la Antigua, tiene varias edificaciones y adiciones posteriores a los grandes terremotos, siendo la actual edificación de 1967 aproximadamente.

Es bien conocida porque ahí se encuentra la tumba de Pedro de San José de Betancourt,  el primer santo centroamericano y sujeto de gran devoción y su árbol Esquisuchil, cuyas flores, dicen tener cualidades milagrosas.




Justo al frente se encuentra el Lavadero del Tanque de La Unión, que data de 1853 y fue levantado como lavadero público, por cuanto no todas las casas contaban con espacio para lavar. Leonel decía que era el Facebook de la época, porque eran verdaderos centros de reunión para las mujeres, que aprovechaban de enterarse de todas las novedades del vecindario.  




Volvimos al Parque Central, donde todo ocurre, frente al edificio del Ayuntamiento, que también se puede visitar.




Luego nos detuvimos en la Catedral, que está reconstruida, en la actualidad y donde descansa todo el año la figura de Jesús Nazareno y los estandartes de todas las cofradías, encargadas de su cuidado y conservación.

En la parte posterior, está la antigua iglesia en ruinas, con vestigios de una gran nave central, pero también de las dependencias de la cocina y comedor del convento Franciscano.




Caminamos la ciudad en busca de nuevas postales, recorriendo la más fotografiada  5° Avenida o Calle del Arco, que como ya había contado en el post anterior, es una de las postales más admiradas de la ciudad, de ida (por los colores) y de regreso (por la vista al volcán que preside toda la ciudad), con lluvia o con sol.






Al otro extremo del cuadriculado, y terminada la quinta avenida encontramos el Convento de la Merced, que es otra postal, en si misma, y preside el parque del mismo nombre con sus colores amarillo y blanco tan característicos de la ciudad. 

El templo data de 1767 y es muestra insigne del  estilo ultra barroco Guatemalteco.




Continuando con la ruta de los conventos, nos trasladamos a la Iglesia y Convento de la Compañía de Jesús, que también alberga en la actualidad una escuela de oficios, un café y un centro cultural. 

El templo data de 1690, destruido con los terremotos, y vuelto a levanta, hoy en  se encuentra en ruinas.



El convento restaurado, alberga el Centro de Formación de la Cooperación Española, con biblioteca y mini museo que trataba sobre la cultura prehispanica, principalmente los cultivos y un claustro hermoso.






- Recorrido por los pueblos cercanos (Sacatepequez):


En la tarde de ese mismo día, y después de mi nutrido almuerzo en el café La Condesa, me recogió de nuevo Leonelito, para trasladarnos a los pueblos aledaños a Antigua, situados en las faldas de los volcanes en el municipio de Sacatepequez.


Partimos en San Pedro de Las Huertas, un lugar súper tranquilo, situado a 4 kilómetros de la ciudad, y cuya iglesia, también barroca, preside su plaza principal.  


Unos metros más allá el lavadero público, en plena actividad.





Luego nos movimos a la Ciudad Vieja, también en las faldas del volcán Agua, donde fue fundada la primera capital, en 1527, y que luego fue trasladada por inundación.

Preside la plaza el ayuntamiento, con la hermosa torre del Reloj y la iglesia, también barroca,  pero esta vez blanca.




Continuamos hacia el pueblo de San Antonio de Aguas calientes, también súper tranquilo, con una plaza hermosa, con árboles coquetos y bancos para ver el mundo pasar.





Visitamos el mercado, donde se exhiben los textiles que hacen famoso al pueblo, y se encuentran las mujeres con sus telares trabajando y compartiendo.




- Macadamia Nuts:

Esta en una visita 100% turística, pero con sentido. El proyecto experimental, busca la reforestación a través del cultivo de árboles de Macadamia, como agricultura sostenible.

La idea, además, es hacer un negocio sustentable para las comunidades, en la comercialización de la nuez, que es comestible (venden chocolates) y también llena de vitaminas y minerales potencialmente utilizables en productos de belleza.



Ahí mismo mi cansado rostro y cuello, pudieron verificar las propiedades hidratantes y suavizantes del aceite, que por supuesto me traje a casa, junto con un delicado masaje, todo de cortesía, para consentirme aun más 



De la cocina se destacan los pancakes con mermelada de arándano, además del baño más hermoso que he visitado. 



- Café, café, café.

Soy fanática del café, en todas sus formas, por lo que una de mis visitas más añoradas en Guatemala fue la visita alguna finca cafetalera.


La elegida fue la finca Dalton, bautizada por su dueño como "Cafetenango" (como guiño al idioma aborigen donde "tenango" es "lugar".

La visita incluye transporte y guía personalizado.



La visita parte en los cultivos, donde se visitan desde los nurserys hasta las plantas que ya estaban cargadas de granos (verdes en mi visita), que ocupaban gran extensión de terreno.


Luego recorrimos todas las estaciones, de secado, pelado, y pesaje|, notando que es muy largo. Desde ahí avanzamos a la mejor parte, por el aroma, la estación de tostado


Obviamente la visita termina con un minuto para compartir una taza de espresso en la terraza bellisima del restaurante.



- Volcán Pacaya:

Este día la jornada inició de madrugada. Me recogieron en el hotel 06:30 am y comenzamos el ascenso hacia San Francisco de Sales, situado a 1900 metros.

Desde ahí comienza el lento y apacible ascenso, que se puede hacer caminando o a caballo ... si bien yo empecé caminando, la pendiente no es tan sencilla, y no quería sufrir, debí pedir caballo, por lo que seguí a paso lento la ruta, hasta alcanzar los 2.570 metros de altura.



A cada momento íbamos parando en cada uno de los miradores, desde los cuales se obtienen las más lindas vistas a la ciudad y los demás volcanes de cordón: Agua, Fuego y Acatenango.





El guía explicaba los datos geológicos y de las últimas erupciones, a la vez que contaba anécdotas y nos advertía de los peligros de cortarnos con la lava solidificada. Este volcán es muy activo, meses después de mi visita y de cuando en cuando despierta con furia y arroja lava, agua y vapor.


En un momento el guía nos animó a recoger varillas, y era para una sorpresa que nos tenía preparada para cuando bajáramos del cráter, a un área donde se podía sentir el calor de la tierra ... Nos repartió Marshmellows para asar !


Después de nuestro recreo merecido, el ascenso comenzó de nuevo, ahora sin caballo, para obtener nuevas vistas impresionantes de la ciudad y las montañas, hasta llegar de regreso a la van que nos conduciría de vuelta a Antigua. 




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Caminando Tel Aviv/ Old Jaffa

Después de los días en Jerusalén y en Petra mirando hacia el pasado, al menos 2000 años, me trasladé 4 días a Tel Aviv, a vivir la cultura y la historia más reciente, aun sus obvias excepciones. 

Todo me gustó de esta visita, salvo el clima que me aguó un poco algunos panoramas: no había nevado en años y justo este enero nevó, y cortaron los caminos hacia Jerusalén y el Mar Muerto, así que no pude visitarlo (menos mal en Chile está la laguna Cejar, que tiene un efecto parecido). En cambio, desde acá pude organizar las visitas al norte del país hacia Galilea y siguiendo la ruta marítima a Haifa y Rosh Hanikra, sin ninguna dificultad, pero incluso sin salir de la ciudad estaba feliz, la verdad lo disfruté muchísimo tanto por la variedad de cosas que se pueden hacer y por lo accesible que resulta. 

El hotel elegido fue el Grand Beach (https://www.grandhotels-israel.com/) que cumplió con la expectativa de excelente vista, muy buena ubicación, desayuno con un Hummus de lujo y un muy buen servicio, donde me indicaban qué bus tomar para donde les indicara que quería  ir.





Mi barrio me gustó muchísimo, está justo frente a la playa Metsitsim, y cerca de la parada del bus, para ir al centro comercial, y a Old Jaffa, donde pasé la mayor parte de mis días, además del Old Port Area.

Mi primera visita fue aventurarme en bus para hacer algunas compras al Dizengoff Center, muy concurrido. Encontré ofertas en Pandora y Accezorize, además de Castro, una tienda de ropa de mujer estilo Zara, que ya había visto en Mamilla.



Ahí me di cuenta que se podía regresar caminando, así que así lo hice y me encontré con un simpático restaurante vecino Room Service Bar, donde comí muy rico (falafel con espinaca), tomé vino local (regular), traté de conversar como pude, y lo más importante, descubría a una banda fabulosa, que hasta hoy me hace bailar: Balkan Beat Box, con su Dancing with the Moon.


Una visita que me encantó y que es de mis favoritas de este viaje fue Old Jaffa o Yafo, donde también llegué en bus desde mi hotel. 

La antigua ciudad, pertenece a la misma municipalidad de Tel Aviv, está situada al sur de la ciudad y emplazada en una colina justo al Mediterráneo, formando un antiguo puerto que ha estado operativo desde hace más de 4000 años, de acuerdo reza la placa informativa que me recibe.

Yo partí mi recorrido de arriba hacia abajo, así que lo primero que me encontré fue con el head quarter de Mayumana, donde se dice que se da el mejor show de la ciudad, agotado durante mi estadía,  una pena.


Luego a perderse entre las escaleras y las casas de ladrillo, de este gentrificado barrio, que ha pasado durante de los años de destrucción a destrucción, para ahora ser recogido por artistas, galeristas,  restaurantes y nuevos habitantes que lo han restaurado con respeto, más en algunas partes con un aire más cosmopolita.



Vine acá de día y de noche y la impresión fue exactamente la misma, había mucha onda, y mucha vida, alrededor de la música y las luces.




Entre tanto sube y baja , y curva para todos lados, aparecían las vistas del puerto y del mar, vivo, pero revuelto con la tormenta.




Hubo una porción más estrecha de dedicada a los signos del zodiaco, indicados en azulejos preciosos, donde fue bonito perderme.



Mi visita favorita para las compras fue Adina Plastelina (https://www.adinaplastelina.com), que es una joyería preciosa donde trabajan con la técnica de Millefiori de Murano, pero en polímero, formando coloridas piezas, de las cuales me las hubiese traído todas, incluyendo una Hamsa, con una bendición en español y muchas joyitas con granadas, la fruta favorita de mi mamá
.





La tienda que además tiene sede en el barrio de Sarona, funciona como taller y museo, conservando los cimientos de la anterior casa y una colección de objetos encontrados, y que por supuesto se puede visitar, por lo que resulta mucho más que una parada de compras, además porque las chicas que atienden son muy simpáticas.


Ya habiéndolo comprado todo lo que pude, seguí recorriendo los escalones y las curvas, encontrando cada esquina y pasadizo más bonito que otro, me imaginaba la ciudad con menos viento y frío eso sí,  aunque menos mal no llovía.




El puerto lucía antiguo, aunque se ve que se estaba restaurando, pero con el mal clima imposible ver algo navegando sin riesgo.




Del lado contrario al mar habían muchos restaurantes.



Al nivel ya del mar, encontré un sitio excepcional, Na Laga´at Centre (https://nalagaat.org.il), donde funciona un teatro integrativo para personas con discapacidad visual y auditiva, y donde funciona el restaurante Dark Out, donde se sirve la comida en total oscuridad, para trasladar al vidente al mundo del que no puede ver y atendido por personas ciegas o que presentan alguna discapacidad visual,  también lamentablemente cerrado durante mi visita.




Ya habiendo limitado con el teatro por el sur, me dirigí por la orilla del mar hacia de vuelta al norte, descubriendo como esta zona tan antigua, se va a ir progresivamente rejuveneciendo, como ha pasado en tantas otras ciudades, aspirando al parecer a fundirse con los edificios cercanos de la parte de la ciudad más moderna.




En la parte más plana, se encuentra una zona más árabe de la ciudad antigua, presidida por la Torre del Reloj, que data de 1901, y que es resabio de la ocupación Otomana, que además influye toda la arquitectura de esta porción.



El imperdible de esta parte para tomar café con lo que a uno se le ocurra de masas es Abouelafia Bakery, donde probé unas braklavas de lujo, aunque el rey era una especie de quiche con queso, huevo y cebolla, por el que había fila, cada vez que pasé.


Desde allí decidí regresar caminando a Tel Aviv y hacer el recorrido caminando sobre la porción de la ciudad que me faltaba, incluyendo más paradas de compras y probar lo rico que se me iba cruzando. No es difícil cruzar la ciudad andando, porque es plana y es fácil llegar a todos lados. 



Primera parada Mercado Carmel, que no fue tan impresionante como había leído, creo que la porción que visité era medio feria persa chilena, por eso no le encontré un gran brillo.

Segunda parada e inspirada por las enseñanzas de mi amiga Cathy, que es arquitecta y por quien he desarrollado un poco de idea sobre el tema, atravesé la llamada Ciudad Blanca, donde se encuentran los mayores exponentes de la escuela Bauhaus, presente en los años 20 y 30 en Alemania y que esta listado como Patrimonio de Unesco desde 2003.







Es súper interesante como se despliega la ciudad en esta parte, porque es antigua, pero moderna a la vez y está siendo restaurada en una clave muy artística también. Caminé por Boulevard Rothschild en cuyos lados hay bancos, lindos cafés y galerías de arte, además de un parque intermedio para caminar mirando a lado y lado.


Para comer un pequeño snack entré a Max Brenner que impresiona primero por el diseño y luego por el chocolate, que es delicioso, además de todo el merchandasing alusivo al chocolate lo que la hace una parada precisa, linda y rica.



Y continué mi caminata hacia el que se decía el mejor centro comercial Azrieli Mall, que eran dos torres enormes, una de ellas con un observatorio, pero tampoco me gustó, fue una caminata intensa desde donde estaba, pero más allá de comprar unos discos de Balkan Beat Box disfrutar de lo lindo de los edificios, no fue muy interesante. 


De regreso quise pasar a comprar más Adina Plastelina, esta vez a la sede de Sarona Market, que también es un lugar super bonito para visitar. Lo que antes fue una colonia alemana, incluso con presencia Nazi, hoy es un lugar de paseo y compras muy entretenido, que restauró los bloques habitacionales de antaño en tiendas, rodeadas de hermosos jardines, lo único malo que llegué sobre el cierre de las tiendas y no me quedó otra que volver a Jaffa, otro día, para mis compras. 


Al final de este recuento no puedo más que decir que esta ciudad que me encantó, está lleno de lugares de muy lindo diseño, moderna, pero antigua a la vez, se agradece el descanso que permite respecto de la intensidad de las visitas más católicas de Jerusalen y Belen, y que parece más tranquila y en paz que el resto del país. Yo volvería feliz, y la recomiendo plenamente. 




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